Las cámaras modernas de iridología se conectan a las computadoras a través de USB y trabajan con software especializado de análisis de iris que ayuda a los profesionales a identificar e interpretar varias marcas, patrones y variaciones de color en el iris. La tecnología ha evolucionado significativamente desde los primeros sistemas basados en películas hasta los iriscopios digitales de hoy que ofrecen capacidades inmediatas de captura de imágenes, almacenamiento y análisis.
El principio central detrás de estos dispositivos es que el iris contiene un mapa detallado del cuerpo, con diferentes zonas correspondientes a órganos y sistemas específicos. Al examinar estas zonas con una cámara de alta resolución, los profesionales tienen como objetivo identificar signos de inflamación, acumulación de toxinas u otras preocupaciones de salud que podrían no ser detectables a través de métodos convencionales.